¿Está perdiendo la Unión Europea (UE) su identidad frente a las crisis económica, social y de valores que la atenazan? ¿Cuáles son los factores que caracterizan este progresivo desmoronamiento de sus símbolos comunes?
A partir del tratado de Maastricht (1992), la estructura institucional que define las políticas europeas se ha organizado alrededor de dos diferentes sistemas de toma de decisión. El primero, supranacional, supone que las instituciones actúen según criterios de mayoría cualificada. El segundo, intergubernamental, implica una coordinación voluntaria y consensual entre los miembros. Por mucho tiempo, los dos métodos parecían realizar una efectiva división del trabajo. Este sistema ha favorecido la creación de una identidad europea que no se basa en principios pre-políticos, como lengua o etnia, sino en una serie de valores procedentes de sus logros institucionales: la moneda única, la creación de prosperidad económica, las fronteras comunes, y los valores humanistas de paz y democracia contenidos, principalmente, en los artículos 2 y 3 del Tratado. Sin embargo, a partir de la crisis financiera global, es como si el velo de Maya se hubiese ahusado y la percepción sobre la UE se hubiese modificado.
La imperiosa necesidad de actuar y una visión cortoplacista, que implica un trade-off entre democracia y eficiencia, han llevado a una preponderancia del método intergubernamental. Esto ha significado sentar las bases institucionales de mecanismos destinados a perdurar en el largo plazo, como el Pacto Fiscal. La efectividad y legitimidad de las políticas elegidas se han reducido, y la balanza de las influencias inclinado a favor de los estados que tienen un mayor poder económico y político, como está en la naturaleza de los mecanismos intergubernamentales, careciendo estos de una estructura que defina y garantice las responsabilidades y los derechos de cada miembro en el proceso de decisión. La jerarquía de recursos y la diferente distribución de poder, que se creían superadas con la construcción de un sistema político europeo, han vuelto a ser relevantes.
Las dudas sembradas durante las negociaciones para resolver la crisis del Euro han precarizado la moneda única, dejando pasar el mensaje que ese potente símbolo de identidad europea no fuese tan estable como inicialmente prometido. La semilla de la incertidumbre y el peculiar entorno institucional han contribuido a desatar otras crisis que han golpeado todos aquellos símbolos que – como la moneda única –son más identificativos de la UE: la capacidad de crear prosperidad, las libertades de circulación, y los valores humanistas. Su actuación durante la crisis del Euro ha llevado a perder la convicción de que la UE sea capaz de generar crecimiento económico y bienestar, algo sobre el que muchas generaciones de europeos no habían tenido duda alguna. Esta precarización se debe a las políticas de austeridad y a una visión sesgada de los desequilibrios macroeconómicos, que pueden ser excesivos y dañinos tanto en déficit cuanto en superávit. A esto hay que añadir la actitud de varios líderes europeos que en sus países culpan a “Bruselas” de lo que ellos mismos han decidido sentándose juntos alrededor de la mesa del Consejo.
El consecuente aumento de tensión sobre los presupuestos nacionales y unos choques exógenos (como el terrorismo internacional y la guerra en Siria), han reforzado la mentalidad cortoplacista también a nivel nacional, produciendo un clima que empuja los gobiernos hacia políticas de corte populista y de discutible efectividad. Es suficiente observar las presiones nacionales para reconstituir barreras en las fronteras entre miembros. Tal proyecto no solo debilitaría económicamente Europa poniendo trabas a la libre circulación, sino que también afectaría directamente la percepción de pertenecer a un espacio común.
Por último, el reciente acuerdo con Turquía sobre la devolución de migrantes no parece capaz de garantizar una satisfactoria gestión de la crisis de la frontera de la UE, en términos de eficacia administrativa y de respeto de las reglas internacionales, como reconocido por ACNUR, entre otros. Esto no representa una manera de fortalecer los valores humanistas y afecta otro punto de referencia en la brújula de la sociedad europea.
Los problemas de la UE derivan sobre todo de su naturaleza institucional. A estas alturas, los niveles de tensión inter-institucional entre estados miembros hacen parecer una reforma de los tratados tan difícil de alcanzar como realmente deseable. En un documento del febrero 2016, pasado desapercibido en los medios de comunicación, el Ministerio de Economía y Finanza italiano ha propuesto un conjunto exhaustivo de medidas: una política fiscal que fomente el crecimiento, el sustentamiento de las inversiones a nivel europeo, el completamiento de la Unión Bancaria, la profundización del mercado interior, un seguro europeo contra el desempleo y la gestión común de la crisis de los refugiados. Estas pueden ser de gran utilidad no solo económica sino también política, para poder gestionar con más perspectiva la identificación del momento más propicio para una reforma de los tratados que aclare la visión político-institucional de la UE.
Si la UE no elige su camino difícilmente será capaz de elaborar estrategias políticas eficaces y legítimas. La incertidumbre incentiva los diferentes actores a querer maximizar sus propios beneficios y minimizar sus costes en términos estáticos – calculando solo el presente – y no dinámicos – teniendo en cuenta los desafíos futuros. Esto supone adoptar una visión holística de los problemas que nos proporcione la capacidad de dibujar un marco regulatorio adecuado y unas estrategias coherentes y de largo plazo. Solo así la UE podrá volver a ser vista como un espacio común, tener un papel relevante en la política internacional, y acercarse a todos sus ciudadanos.
Jacopo Timini lavora come analista economico presso un’organizzazione internazionale a Roma. E’ stato Marie-Curie Research Fellow presso l’Università Carlos III di Madrid (UC3M) dove è dottorando in Storia Economica, con una tesi sulle unioni monetarie e i loro effetti sul commercio e i mercati internazionali.
Published by: eldiario.es
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